LA RESPUESTA DE ESTRÉS
A finales de los años ochenta, Sterling y Eyer ampliaron el concepto de homeostasis con el principio de alostasis. Se trata de un proceso mediante el cual el organismo alcanza un nuevo punto de ajuste estable fuera de la posición de equilibrio homeostático normal.
Con la alostasis podemos hablar de expectativas del agente estresante y de la aparición de diferentes componentes de la respuesta para restablecer el equilibrio. Una emoción (como respuesta) presenta componentes endocrinos, autonómicos y conductuales, lo mismo sucede con la respuesta de estrés.
El cerebro recibe información del cuerpo y del entorno, procesa esta doble entrada de datos para poder controlar y coordinar las respuestas fisiológicas y conductuales que le permitan ajustar los desequilibrios producidos por cambios acaecidos interna o externamente y promover la adaptación.
La alostasis es esencial para el mantenimiento de la homeostasis y para hacer frente a las demandas internas o externas que son detectadas por el cerebro. No obstante, la adaptación alostática puede tener un precio, pudiendo promover a largo plazo la aparición de secuelas negativas para la persona.
En resumen, la respuesta de estrés es el intento del organismo de restablecer el equilibrio alostático y de adaptarse a unas situaciones biológicas, psicológicas y/o sociales, que consiste en un conjunto de cambios en el ámbito fisiológico y psicológico donde interactúan los sistemas nervioso, endocrino, inmunitario y metabólico.
La respuesta de estrés puede ponerse en marcha no sólo ante una lesión física o psicológica, sino también ante su expectativa y, asimismo, puede repercutir sobre el rendimiento de la persona y su estado general de salud.
¿Porqué a algunas personas les afecta el estrés de manera sustancial mientras que a otras personas el impacto es mucho menor?
La personalidad, la sensibilidad del tejido, el género, la predisposición genética el tipo de exposición al agente estresante, el estilo de vida y los patrones biológicos de respuesta son algunas de las variables que explican esta situación.
El modelo cognitivo transaccional, o modelo interactivo del estrés, fue publicado en los años ochenta del pasado siglo por Richard Lazarus y Susan Folkman. Estos autores sugirieron que el estrés podía considerarse como el resultado de un "desequilibrio entre las demandas y los recursos" o como algo que ocurre cuando "la presión supera a la capacidad percibida de uno mismo para hacer frente a la situación". Este modelo sugiere una definición de estrés centrada en la interacción entre el medio y la persona.
En este sentido, resulta necesario que el individuo lleve a cabo un proceso de evaluación del medio y de los recursos de los que dispone, de manera que el estrés se produciría cuando el resultado de la valoración detectara una discrepancia entre los recursos y las demandas del medio, siendo los primeros insuficientes para hacer frente a la situación.
En dicha evaluación, las metas que tiene establecidas la persona, su escala de valores y sus creencias modulan el resultado del procesamiento cognitivo llevado a cabo.
Fuente: Estrés y cerebro, Diego Redolar Ripoll, Universitat Oberta de Catalunya.
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